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La esperanza es lo último que se pierde

Gracias Potter

Crecí en los 60 leyendo tebeos com el TBO, valga la repetición, DDT, Mortadelo, Zipi y Zape, Hazañas Bélicas, El Capitán Trueno, algo más tarde Cavall Fort i cuando empecé a aprender ‘galo’ a los 6 años (decían entonces que era la lengua de la diplomacia y del futuro) Picsou, Spirou, etc.

La lectura de tanto tebeo me aficionó a leer, a los libros, que me han acompañado durante 40 años y que lo harán mientras pueda leer. Hoy soy un lector incansable que no lee tanto como antaño, menos de lo que quisiera, porque mis ojos llevan 2 años tras unos cristales y se cansan antes que yo. Pero la afición a la lectura me ha hecho mejorar como persona en muchos aspectos, no únicamente el intelectual, de eso no tengo ninguna duda.

En la era de las playstation, psp, wii y demás consolas; de los teclados que han sustituido a la escritura manual y la caligrafía, en que se escribe poco y mal con ortografía “sms”, en que los tebeos se llaman comics (geniales por cierto) y las aventuras se viven en la tv, se ha dado un fenómeno genial con Harry Potter.

 

J.K. Rowling ha creado un personaje que –marketing salvaje aparte- ha conseguido enganchar a muchísimos jóvenes a la lectura, aunque sólo sea la específica de los libros de cuentos de este joven mago. Tiene mérito porque además son ‘tochos’ de letra mediana que, en principio, no debieran ser fáciles para un adolescente.

Aunque no me interesa para nada ni uno de esos libros y las películas me parecen soberanamente aburridas, sólo puedo decir que este fenómeno, por lo bueno que ha aportado a una juventud que cada vez lee menos y está más aborregada y adoctrinada en el ‘no res’, no debiera tener fin con la nueva entrega que sale en catalán, gallego y castellano esta misma  semana.

Porque una juventud que no lee, que no sabe aprender, tiene un futuro más oscuro que Voldemort.

Por eso, gracias Potter.

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