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La esperanza es lo último que se pierde

Traidores desleales

Traidores desleales

Uno de los calificativos que más utilizaba pinochet en sus tiempos de dictador era ‘traidor desleal’ para referirse a militares leales al gobierno legal de Allende, como fue el asesinado general Prats. Lo mismito que hacía nuestro dictador particular en sus tiempos. La expresión en sí ya tiene mucho de insultante, pero más dentro del ámbito castrense.

Lo que más me llama la atención es que precisamente parece que a algunos se les ‘olvida’ que el ejército es la fuerza que está para defender al pueblo a través de un acto de confianza. Los militares tienen las armas porque el pueblo se las entrega, como sucede con las diferentes fuerzas de seguridad de un estado, en un acto de confianza máxima.

Así que el mayor grado de deslealtad y traiduría lo tuvieron precisamente personajes como pinochet y franco, pero se dice que la historia la escriben los vencedores, al menos mientras dura su victoria, así que encima quisieron justificar tamaño disparate utilizando la excusa de siempre: ‘salvar patrias’ y vistiendo con su particular concepto de honor tamaño genocidio.

No tiene nada de honorable un golpe de estado y menos aún matar a los mismos que confiaron en tí. A esos dos tipos se les enterró con honores militares. Tela. 

Otra cosa que me alucina es que en Chile hay quien cree que los españoles son unos hijos de puta porque querían procesar al general por asesino, genocida, golpista, chorizo y mangante. Pues a mí los que me parecen unos auténticos hijos de puta son los asesinos, genocidas, golpistas, chorizos y mangantes (de izquierda y de derecha, es igual) y también me lo parecen los que una vez cometidas y pasadas las atrocidades le quitan hierro al asunto como hacen los que suavizan la ley de memoria histórica para que ‘no se vuelvan a abrir viejas heridas’. Vaya cantinela. Lo que hay que hacer es cerrarlas de una puta vez condenando a los verdugos e indemnizando a las víctimas.

Lo cierto es que si todos estos dictadorzuelos carpetovetónicos se hubiesen quedado en su lugar, respetando ese código de honor del que tanto hablaron y por el que tanto mataron, hoy no habría 2 españas, ni dos chiles, ni dos cubas, ni dos…

Al menos en Chile pasará como pasa aquí. Dentro de unos años muchos negarán haber pasado a saludar al tirano en su ataud y, aún más, haber ido a ningún acto de recuerdo a algún valle de infausto recuerdo. Será porque, al final, es la historia la que pone a todos en su sitio.

A ver qué pasa ahora con Castro, otro que tal…

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