Tristes salvapatrias...
La foto es portada de hoy de El País.
Concentración organizada por el PPorro frente a la fiscalía.
El mayor y el más grandísimo super hiper enorme atentado al estado de derecho
Ya sabéis aquello de que los periódicos o se leen como noticia a primera hora de la mañana o ya son historia según avanza el día, sobrepasados por el flujo incesante de informaciones que provienen de las televisiones, radios e internet. A mí me ha ocurrido algo parecido hoy. Os escribo desde mi oficina, a primera hora de la mañana, y no de madrugada como suelo hacer, porque una avería en el suministro eléctrico nos tiene sin luz a un barrio entero, por culpa, al parecer, de una “incidencia” en las obras cercanas de la M-30 de Madrid que con tan buen espíritu sufro desde hace un par de años. (Estoy deseando ver cómo me dejan todo esto para considerar si voto para alcalde a Gallardón o a su queridísssssima madre).
Quiero deciros con ello que todo intento por presentar la actualidad ¡de ayer! como noticia, en un medio tan fugaz como este, ha sido sobrepasado por la derecha y por la izquierda. Sobre todo, por la derecha. Aunque bien es verdad que con la derecha la actualidad se ralentiza, camina al ritmo viscoso de los sueños, de las pesadillas diríamos, de sucesos recurrentes que se replican a sí mismos hasta agotar al personal, y vemos que se cumplió al pie de la letra el guión que ayer os prometía, de sobreactuación de la derecha y la extrema derecha, una diferenciación que tan sólo con buena voluntad podemos mantener ya en los tiempos que corren.
Porque ayer cientos de militantes de las juventudes del Partido Popular, convocados por el Foro de Ermua, ayudados por falangistas y legionarios de Cristo, se plantaron ante la sede de la Fiscalía General del Estado, en Madrid, para pedir la muerte de Rodríguez Zapatero (“Zapatero, vete con tu abuelo”) porque el fiscal consideró que Otegi no había cometido un delito de opinión. Es lo que se llama una respuesta proporcionada, proporcionada a la política suicida del partido de la oposición, como aquel que asesinó al médico abortista alegando que su dios prohibía... matar. Los falangistas, los cachorros del Partido Popular y esa amalgama fascista de Ermua no cometían un delito de opinión, sólo estaban poniendo en pie otra manifestación, bonita, hermosa y cívica, jaleada desde la distancia por la banda de los cuatro.
Una banda que, según arrecian los rumores de que ETA pudiera estar a punto de fijar un calendario de entrega de armas, se va poniendo más nerviosa por momentos. Así que si ellos son la llamada “banda de los cuatro”, Pío Escudero, el portavoz de los conservadores en el Senado, ha respondido con el término “trío calavera” para referirse a Otegi, Pumpido y Zapatero. El miedo ya indisimulado del Partido Popular a que haya algún anuncio de ETA, antes de las elecciones, que posibilite vislumbrar la paz ha hecho decir a Pío Escudero que “están intentando comprar un comunicado” de la banda terrorista.
Ya es un clásico en su argumentario, como cuando acusaban a Felipe González de “pedigüeño” por negociar nuestros intereses en la Comunidad Europea. Ese es el meollo de la cuestión. Los neocons están tan acostumbrados al poderoso influjo del dinero (compran el Paraíso con limosnas y bulas, compran diputados para dar la vuelta a las elecciones, como en Madrid) que piensan que todo está en venta. De tal manera que una negociación política es mirada siempre bajo la óptica de una transacción económica.
Y si lo de De Juana Chaos era el “más grave ataque al estado de derecho” de toda la historia, ahora, ahora... ahora no tienen palabras. Porque cuando se han invertido todos los calificativos superlativos en una nimiedad, uno ya no tiene palabras para seguir definiendo la realidad.
¿Qué no tienen palabras? Bueno, algo se les ocurrirá. Podría ser algo así como “es el mayor y el más grandísimo super hiper enorme atentado al estado de derecho”. Veréis cuánto da de sí el día.
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