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La esperanza es lo último que se pierde

CORRE CORRE QUE TE PILLO

CORRE CORRE QUE TE PILLO

Trabajo en una empresa dedicada al sector de la automoción, pruebas automovilisticas, seguridad, cursos de conducción, etc. No digo cual es porque un contrato de confidencialidad me impide dar ninguna clase de datos y eso hay que respetarlo. Pero mi trabajo tiene mucho que ver con la seguridad en pistas y, además, me encanta. Ves en qué gastan el dinero los fabricantes, como se ha llevado a cabo la apuesta firme de hace años (a principios de los '90, cuando estaba en Ford) por todo lo relacionado con la seguridad pasiva y activa y la importancia de la misma. Aunque el despliegue tecnológico no sirve de nada si te la pegas a 200 contra un árbol, desde luego. Normalmente, el único que queda para contarlo es el árbol. Y no suele hablar mucho. Bastante preocupado anda el pobre con que no lo talen, quemen o le tatúen corazones.

Ayer, mientras desayunaba en un bar del paseo marítimo, leía una revista, donde se hablaba mucho y bien del carnet por puntos y en el editorial, el director (que antes dirigía una revista de informática, ya ves), hablaba sobre los excesos de velocidad y otras conductas típicas de los expertos nuvolaris y fittipaldis de pacotilla que pueblan las carreteras de este país. Y no hablaba bien de ellos, desde luego.

Hasta ahí todo bien.

Empiezas a pasar páginas y a leer artículos...

A ver. Por un lado está la política del carnet por puntos, sanción antes que prevención. Dudosa, pero resulta que el primer día ya hay varios genios que han perdido todos los puntos de una sola tacada. Uno por ir conduciendo a alta velocidad, borracho, y en sentido contrario en una autovía (toma ya) y otro, por lo mismo, sólo que éste, además, conducía marcha atrás. Vaya fenómenos. Seguramente, no lo dudo, alguno alardeará de haber sido "de los primeros". De los primeros malnacidos que han sido justamente retirados de un espacio que no saben compartir.

Luego, uno de estos cavernícolas, como se ha quedado sin carnet y ha de matar el tiempo, coge una revistita de medio pelo (aunque sea la más vendida) donde se ensalza la potencia, la velocidad y me pregunto cómo coño se va a concienciar a nadie si las revistas del sector se dedican al viejo truco de marketing consistente en atribuir a las máquinas cualidades humanas. "Fiable, noble, ágil, firme, bello, nervioso, etc" y a soltar barbaridades como "De 0 a 100 en 3.5 segundos... Verás a los demás conductores desaparecer por el retrovisor... El vehículo permite llevar medias muy altas sin... Prestaciones impresionantes... un turismo de carreras, un lobo con piel de cordero... 400 caballos.... conducción al límite... sólo para manos expertas...".

En todas las revistas, sin excepción.

Los test para obtener el permiso de conducir son una pena. Las carreteras españolas pena y media. Las medidas correctoras van dirigidas a sancionar y no a prevenir. Se pone al alcance de un niño de 18 años y dos minutos de carnet una potencia que en muchos casos supera de largo los 150 caballos. La tecnología no puede corregir al 100% la falta de experiencia o de neuronas y menos aún el exceso de confianza o de alcohol.

Y las revistas, además, hacen que la gasolina que casi todo jovencito lleva en la sangre se ponga a arder fácilmente.

Pues vale.

De 0 a 100 en 3.5 segundos.

De 200 a 0 en 1 segundo.

Ñiaooooo.... Hiiii.... Pum.... Zas.... Catacrash.

Nino-nino-nino-nino....

Na na naná naa-na-na-naaaa...

(La última onomatopeya reproduce "la marcha fúnebre")

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