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La esperanza es lo último que se pierde

Cuando era más joven…

…”viajé en sucios trenes que iban hacia el norte” cantaba Sabina.

Hoy cambiaría un poco la canción. Sucios sí, los de cercanías dan bastante grima sólo de verlos.

Pero poco más, porque hoy los trenes que viajan lejos, hacia el norte o el sur, o hacia el centro, ya no son los expresos de siempre.

En 1981 fui a Pamplona, en expreso. Repetí al año siguiente. Fui a Madrid, en expreso. Y a Andalucía. El viaje era un placer, simplemente. Podías fumar, podías apalancarte a tu rollo, charlar con la gente y hacer alguna amistad, el viaje en sí era una experiencia más y no un simple desplazamiento… y un largo etcétera de cosas que ya son un recuerdo y más que lo serán.

La única forma de ir en tren de Barcelona a Madrid es utilizando el AVE. No hay más que un tren expreso por la noche que a este paso también desaparecerá. Es más barato y tarda más y hay tortas por sacar billete. Y no sólo de gente que no tiene las 15mil pesetas de un billete al centro. Lo digo en pesetas porque así se ve muy claramente la ostia que te meten por ir deprisa.

Somos más ricos, más chulos y más modernos. Y estamos perdiendo las paradas en los restaurantes de carretera, los viajes en tren expreso y las cosas buenas de la vida. Todo en aras del progreso, la modernidad y la riqueza.

Que paren, que me bajo.

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