Blogia
La esperanza es lo último que se pierde

El rey es un golpista y un subnormal.

Eso lo puede decir uno sin que le pase nada, pero hacer una caricatura del vago enchufándosela a la periodista... eso no, es motivo de retirada y/o secuestro de publicación, amenaza de cárcel y otras lindezas. Tal vez sea porque EL Jueves es una revista de rojos y lo que se cita más abajo lo dicen Hombres de Bien, prohombres de la Ejpañandelibre, escoria, vamos.

1.- “Estamos, pues, ante un golpe de Estado perpetrado desde el Gobierno de Madrid y desde el Gobierno y el Parlamento catalanes contra el Estado y contra la Nación española. (…)Como el de Primo en 1923 que liquidó el régimen de la monarquía constitucional ideado por Cánovas, nace también en Barcelona y a la sombra de las grandes empresas y fortunas catalanas. (…) Este Golpe de Estado cuenta también, como el de entonces, con el respaldo del Rey, al que los socialistas echaron luego la culpa de la implantación de un régimen dictatorial del que ellos mismos se apresuraron a formar parte. Largo Caballero y Prieto, que colaboraron con la dictadura de Primo de Rivera, el primero nada menos que como Secretario de Estado de Trabajo, fueron los mismos que condenaron al exilio y luego a la ignominia a Alfonso XIII y los mismos que en 1934 perpetraron junto a ERC el Golpe de Estado que, de hecho, dio origen a la guerra civil. La Historia tampoco enseña nada a las dinastías.”

Federico Jiménez Losantos

—————–

2.- “El Rey, ese subnormal genético, que se supone que debe garantizar todos los derechos pero, sobre todo, la unidad de España y la de todos sus hombres y sus tierras, ese sí que debe estar contento, pues tras consumar su traición a una Nación y a un pueblo, ha permitido todo lo que está ocurriendo, como el asesinato -que él sancionó con su firma de borracho- de 80.000 niños al año aún en el seno de sus madres, la eutanasia pasiva y la legalización de los matrimonios homosexuales”.

Ricardo Saenz de Ynestrillas

Sin embargo, resulta que no han tenido la misma suerte otros "súbditos" (asco de palabra que hoy día sigue vigente) . El libro Un rey golpe a golpe, biografía no autorizada de Juan Carlos de Borbón, detallaba algunos de los sancionados por hacer mofa del jefe del Estado. Entre ellos destaca el caso del joven José Espallargas, “juzgado en enero de 1990 por haber hecho un dibujo obsceno sobre un sello del rey en una carta que enviaba a su novia desde la mili”. O el cocinero Marciano Delgado, “que en 1988 pasó seis meses en la cárcel por insultar al rey durante un desfile”. O el marinero ceutí Abdeluahab Buchai, “condenado en julio de 1989 a seis meses por injurias leves al rey”.

Ninguno de ellos usó un medio de comunicación masivo. Aunque cabe dudar de que alguno de ellos llegara a darles voz. Todavía hoy, por encima de las guerras de medios, los boicots o los insultos de las tertulias radiofónicas, los grandes grupos siguen fieles a un ‘pacto de caballeros’ que libra al monarca de su fuego cruzado. El pacto no sólo no incomoda, sino que con frecuencia se defiende. En 2000, con motivo del 25 aniversario de la llegada del monarca, un artículo de El País explicaba por qué ni siquiera los guiñoles del Plus tocaban a la familia real. “En España existe una conspiración de silencio en la que participan todos los medios. (...) Y tiene su razón de ser”, escribía John Carlin, quien defendía cómo “el rey Juan Carlos no sólo ha sido símbolo, sino protector de una democracia que nació hace apenas 25 años. La autocensura de los medios españoles ha sido, en este caso, una demostración de responsabilidad cívica”.

Lo dicho, menuda puta mierda de país libre en el que vivimos. Pero mientras lo que preocupa sea quien enseña la polla, las tetas o el chocho en "el tomate" o con quien intercambia fluidos la famosa prostituta de turno, estas cosas pasan casi desapercibidas.

 

0 comentarios