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La esperanza es lo último que se pierde

Okupación

Okupación

No deja de pasmarme toda la historia de los okupas chilenos de la calle Urgell y lo abandonado que se debe sentir el propietario. Hasta que no puso su caso en manos de la prensa nadie le hizo caso, ni los mossos, ni la judicatura. Ni el gato.

Me pasa lo mismo que con Corominas y los tiros que le pegó a los que intentaban entrar en su casa a saber exactamente si sólo a robar o algo peor.

Hay momentos en que te das cuenta que los políticos van para atrás, viven fuera de la realidad. Que ves que los jueces no se enteran y son leeeeeeeeeeentos y la justicia, en sí misma, con ese proceder tipo renfe (tarde y mal) a quien beneficia es al delincuente.

Por eso defiendo la libertad de Corominas y me parece que Carles Veiret, el dueño del piso okupado, es un buen tipo con demasiada buena fe o con demasiada fe en la justicia. O con posibilidades económicas, porque otro que no las tuviera a ver qué haría teniendo un piso y no pudiendo vivir en él. Lo que se gastará Veiret en abogados le habría salido más rentable con unos buenos gorilas. Ya tendría su casa vacía. Es así. Se me ocurre que si la ley protege al que no tiene razón y desampara al que la tiene ¿quién se extraña de que haya quien se tome la justicia por su mano?. No defiendo esa postura, pero la puedo entender en casos extremos.

Luego sale Imma Mayol declarándose pro-okupa y antisistema y pienso que coche oficial, papeo de empresa, médico privado y sueldo del estado no son precisamente muestras de ser antisistema.

Los okupas antisistema no aparecen en pueblos abandonados donde nadie les reclamaría por entrar en una casa abandonada. No, qué va. Aparecen en las urbes. Se trata de ser antisistema aprovechando las ventajas del sistema. De ser parásitos; de echarle jeta, vamos.

Anda a cagar.

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