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La esperanza es lo último que se pierde

Verano

Verano

Llega otra vez el verano. De hecho el meteorológico ya llegó hace unas semanas y el astronómico lo hizo este jueves 21 a las 15hs. Bienvenido sea; es una estación de sol, agua, descanso y las tías se ponen espectaculares con el consiguiente aumento de los accidentes de tráfico. Verano. Particularmente me encanta salir del trabajo (del turno de noche y el de mañana) y darme un bañito antes de ir a casa. No tiene precio ver amanecer en el mar mientras nadas y tampoco lo tiene salir de currar a las 14hs, y al meter el pie en el agua no acordarte ya de qué has hecho ese día.

Olvidando cualquier atisbo de resiliencia, hay algo que también llega, además del verano, o precisamente con él: Al-Qaeda. Esta tarde han bombardeado mi jardín un grupo de terroristas islámicos devotos de San Juan. Acebes dice que son de ETA, pero no descartemos otra posibilidad. Utilizaban munición comprada en cualquier chiringuito petardero. Se ha terminado la siesta, mi siesta, entre descomunales explosiones y los ladridos de mis 3 perros que se acojonan de lo lindo con tanto hijo de puta suelto.

Se me escapa qué impulsa a los salvajes a bombardearte una semana antes del día de los petardos (y la coca y el cava) y se me escapa aún más que lo sigan haciendo una semana después.

En este país hay mucho descerebrado sin un atisbo de educación sobre el ruido en particular… y sin educación sobre nada en general también, claro. Somos unos de los países más ruidosos del mundo. Si uno estuviese en su casa y entrase alguien a obligarle a leer un periódico o a comer un determinado alimento por la fuerza seguro que se cabrearía. En cambio, uno puede estar en su casa y verse obligado a tragarse el ruido descomunal de una panda de salvajes by the face y no passa res, oigue…

Hay legislación al respecto pero hay falta de costumbre.

Y yo sin dormir.

 

Hijos de puta…

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